Gracias por acompañarme y dejarme tu amistad y cariño

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jueves, 29 de abril de 2010

LA ROSA BLANCA


Entre a la tienda Departamental de mi ciudad para hacer unas compras
navideñas de ultimo minuto.
Mire toda la gente y renegue entre dientes.
Estaria alli para siempre... Y tenia muchisimo que hacer.
Navidad estaba comenzando a ser un enfado.
Yo preferiria dormir, hasta q pasara la navidad.

Me fui lo mas pronto posible entre toda la gente, y me diriji al
departamento de juguetes.

Estando alli, renegue de nuevo sobre los precios de todos estos juguetes,
y me puse a pensar que si mis nietos los apreciarian o si iban a jugar
con ellos.
Me encontre en la seccion de las muñecas.

De reojo, mire un niño de mas o menos cinco años abrazando una linda
muñeca.

Le tocaba su cabello y la abrazaba tan tiernamente, que sin querer,
seguia yo volteando hacia el niño y pensando q para quien seria esa muñeca.

Lo mire que volteo hacia una mujer y llamo a su tia por su nombre, y le
dijo

"Estas segura que no tenemos suficiente dinero?" La mujer le respondio
con impaciencia, "tu sabes q no tenemos suficiente dinero para ella."

Su tia le dijo al niño que no se moviera de alli.

Que ella tenia q agarrar otras cosas Y regresaria en pocos minutos.
Y luego se retiro de alli.
El niño continuo abrazando la muñeca.

Despues de un ratito, le pregunte que para quien era la muñeca.
Me contesto, "es la muñeca q tanto ansio mi hermanita para Navidad.
Ella estaba segurisima que Santa Claus se la regalaria."
Le dije que quizas Santa Claus se la llevaria y el me contesto,
"No, Santa no puede ir a donde esta mi hermana...tengo que darle la
muñeca a mi Mama para que se la lleve."

Le pregunte que en donde estaba su hermanita.

Me miro con sus ojos llenos de tristeza y me dijo, "ella se ha ido a con
Jesus"Mi papa dice q Mama tendra que irse para estar con ella.

Mi corazon casi paro de latir.
Luego me volvio a mirar el niño y me dijo "le dije a mi papa que le
dijiera a mi mama que no se fuera todavia. Que esperara hasta que
volviera yo de tienda." Luego me pregunto que si queria yo ver su
fotografia.
Le dije que me encantaria.
Saco unas fotos que se habia tomado frente de la tienda. Me dijo
"Quiero que mi Mama se lleve estas fotos para que nunca me olvide."
"Yo quiero tanto a mi Mama, y quisiera q no tuviera que dejarme,
pero Papa dice q necesita estar con mi hermanita."

Mire que el niño agacho su cabeza y se puso muy callado.
Mientras el no miraba, meti mi mano a mi bolso y tome un puño de
billetes.
Le pregunte al niño, "contamos de nuevo el dinero?"

Se puso muy contento y me respondio que si.

Que el sabia que tenia que ser suficiente.

Meti mi dinero entre el de el y lo comenzamos a contar.
Era lo suficiente para la muñeca.


Suavemente dijo "Gracias Jesus, por darme suficiente dinero."
Entonces el niño me dijo, "Le pedi a Jesus que me diera suficiente dinero
par comprar esta muñeca, para que Mama se la pueda llevar a mi
hermanita."
"Y El escucho mi oracion. Queria pedirle para comprarle una rosa blanca
a mi Mama, pero no se lo pedi. Pero El me dio lo suficiente para comprar
la muñeca y la rosa para mi Mama." "A ella le encantan las rosas blancas
, muchisimo."
En unos momentos regreso la tia y yo me fui con mi carreta.

No podia dejar de pensar en el niño mientras terminaba de hacer mis
compras.
Ya tenia yo una actitud y sentimiento totalmente diferente que cuando comenze.
Estaba recordando algo que habia leido en el periodico unos dias antes sobre
un conductor ebrio que habia chocado contra un carro, matando a una niña
y la mama estaba en condicion muy critica.
La familia estaba tratando de decidir si quitarle la vida artificial.
Pero seguramente, este niño no podria ser parte de ese relato.
Dos dias despues, lei la noticia que la familia habia decido desconectar
la vida artificial. Mas tarde ese dia, no me pude resistir y fui y compre unas
rosas blancas y los lleve a la funeraria en donde estaba la joven mujer.
Y alli estaba ella deteniendo una linda rosa blanca, la hermosa muñeca y la
foto de el niño de la tienda.
Me fui de alli llorando, mi vida cambio para siempre.
El amor que ese niño tenia para su hermanita y su madre era sobresaliente.
Y en un instante,un conductor ebrio trozo la vida de ese niño en pedazos.



Si bebes, no manejes por favor, no sabes en qeu momento puedes destruir una familia y quedarte sin la tuya, no manejes rapido puedes no llegar a destino
La vida es hermosa aunque a veces nos duela vivirla
Besos de luz a sus corazones

LA PARTE MAS IMPORTANTE DEL CUERPO


Un día mi madre me preguntó cuál era la parte más importante
del cuerpo.
A través de los años trataría de buscar la respuesta correcta..

Cuando era más joven, pensé que el sonido era muy importante para
nosotros, por eso dije, "Mis oídos, Mamá". Ella dijo: "No, muchas personas son sordas y se arreglan perfectamente. Pero sigue pensando, te preguntaré de nuevo."

Varios años pasaron antes de que ella lo hiciera. Desde aquella
primera vez, yo había creído encontrar la respuesta correcta. Y es así que
le dije:

"Mamá, la vista es muy importante para todos, entonces deben
ser nuestros ojos."
Ella me miró y me dijo:

"Estás aprendiendo rápidamente, pero la respuesta no es
correcta porque hay muchas personas que son ciegas, y salen adelante aun sin
sus ojos".
Continué pensando cuál era la solución. A través de los años, mi
madre me preguntó un par de veces más, y ante mis respuestas la
suya era:

"No, pero estás poniéndote más inteligente con los años, pronto
acertarás".

El año pasado, mi abuelo murió. Todos estábamos dolidos.
Lloramos.
Incluso mi padre lloró. Recuerdo esto sobre todo porque fue la segunda
vez que lo vi llorar.
Mi madre me miraba cuando fue el momento de dar el adiós
final al abuelo. Entonces me preguntó,
"No sabes todavía cuál es la parte más importante del cuerpo,
hijo?".

Me asusté cuando me preguntó justo en ese momento. Yo siempre
había creído que ese era un juego entre ella y yo. Pero ella vio la
confusión en mi cara y me dijo,

"Esta pregunta es muy importante. Para cada respuesta que me
diste en el pasado, te dije que estabas equivocado y te he dicho por qué..
Pero hoy es el día en que necesitas saberlo."

Ella me miraba como sólo una madre puede hacerlo. Vi sus ojos
llenos de lágrimas, y la abracé. Fue entonces cuando apoyada en mí, me dijo:

"Hijo, la parte del cuerpo más importante es tu hombro". Le
pregunté, "
¿Es porque sostiene mi cabeza?", y ella respondió:
"No, es porque puede sostener la cabeza de un ser amado o de un
amigo cuando llora.
Todos Necesitamos un hombro para llorar algún día en la vida,
hijo mío. Yo sólo espero que tengas amor y amigos, y así
siempre tendrás un hombro donde llorar cuando lo necesites, como yo ahora
necesito el tuyo."

miércoles, 28 de abril de 2010

DESPUES DE UN TIEMPO





"Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener
una mano y encadenar un alma;

y uno aprende que el amor no significa acostarse y que una compañía
no significa seguridad, y uno empieza a aprender...

Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas,
y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los
ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes... y los
futuros tienen una forma de caerse en la mitad.

Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el
calor del sol quema. Así que uno planta su propio jardín y decora
su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es
fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende... y con cada
día uno aprende.

Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen
futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus
defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad
que deseas.

Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona
sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás deseando
no volver a verla.

Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que
el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de
amistades falsas.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira
pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar
es sólo de almas grandes.

Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente,
muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.

Con el tiempo te das cuenta de que aunque seas feliz con tus amigos,
algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada
persona es irrepetible."

Jorge Luis Borges



EL CABALLERO DE LA TIERRA DE LOS TORBEROS

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Un caballero cabalgaba solitario por las tierras de su reino, recorría caminos entre montes, bordeaba el arroyo de aguas verdes, cuando se encontró con la flor del los sueños.


Cuenta la historia

Antes que ellos llegaran a esas tierras, todo era tristeza, el sol siempre estaba escondido detrás de inmensas nubes negras y las veces que salía, no tenía fuerzas para calentar el día, por las noches el viento soplaba tan fuerte y frío que nada podía crecer
Eran habitadas por los Torberos, una tribu muy pequeña y con muchos niños que jugaban entre las rocas y nadaban en el arrollo de aguas verdes, menos, una niña que siempre estaba solita sentada en la cima de un monte observando.
Un día el brujo de la tribu se le acerco y le pregunto – por qué no estas con todos los chicos jugando- y ella le respondió que prefería esperar al duende que venia a tomar del agua que caía de entre las gritas de la montaña y charlar con él, el brujo la miro y le dijo -que imaginación tienes- y se rió, -dile a tu amigo que nos gustaría conocerlo- - se lo diré-

En una de esas charlar con el duende se lo comento y él le respondió.
-No quiero conocerlos, tú eres mi amiga y eso me basta, tú me aceptaste como soy, sin preguntar nada, sin risas, sin burlas, ellos se reirían de mí, de mis orejas, de mi color de mis pies, no quiero, pero dile gracias-
Pasaron los años y el duende y la niña seguían su amistad, solo que la niña iba envejeciendo y ya se le hacia costoso subir hasta el monte.
Un día, el duendo llego y ella no estaba, se asusto mucho y sin importarle que se burlaran de él, bajo del monte y fue preguntando por ella a cada una de los que veía, nadie sabía decirle que le había pasado y lo miraban riéndose
Triste, regreso al lugar donde siempre se reunían. Ya muy entrada la noche, la vio recostada sobre una roca, se acerco y le dijo -qué te pasa- ella le respondió- tengo frío y mucho sueño, estoy cansada, pero mi tristeza es mayor cuando pienso que partiré y dejaré de verte, no quiero separarme de ti. El duende, que no sabía lo que era una lagrima, tomo una que corría por el rostro de la mujer y se la coloco en la boca.
Cuentan que desde lejos se vio la luz, todo se ilumino de tal forma que parecía de día y de golpe todo fue oscuro nuevamente.
Corrieron hasta el lugar de donde había salido esa luz, lo único que encontraron fue una extraña flor multicolor con unas hojas muy raras he inmensas que rodeaba una roca
Dicen, que el amor que se tenían hizo que unieran sus almas y de esa unión nació la flor de los sueños, también se cuenta que en las noches se los ve entre los montes y que si les pides un deseo, ese se cumple



Todos tenemos una flor multicolor que se cumplan sus deseos


Seguiré contando historias del Caballero de las tierras de los Torberos

miércoles, 21 de abril de 2010

EL VIAJE (Final)



Tengo que reconocer que tenía miedo, pero si eso al menos por un rato me hacía olvidar de todo, quería experimentarlo.

Agarré el vaso y me lo tomé de un trago, me ardía la garganta y el estomago me quemaba, mis entrañas eran un revoltijo, comenzamos a reírnos sin parar, su voz era más pausada cuando me dijo que nos fuéramos de allí, que ella tenía un lugar mucho más tranquilo donde terminar el viaje.

Nos levantamos, salió delante, yo la seguí, mi cuerpo estaba inestable, tenía frío pero transpiraba, ella se adelantó unos pasos, abrió la puerta y salimos. Fumábamos otro cigarrillo mientras me guiaba el camino. Me costaba tener los ojos abiertos, me pesaban.

Caminábamos por una calle angosta, oscura y mal oliente, los tachos de basura estaban desparramados, un perro destrozaba a un gato, la sangre le corría entre los dientes, lo dejó en el suelo y dirigió su mirada a mí, su cara se transformó en la de un lobo hambriento mostrándome sus colmillos, me devoraba con esos ojos rojizos. Corrí hasta alcanzarla, le conté lo que había visto y ella simplemente echo a reírse y siguió caminando. Entramos en un pasaje, fuerte música se escapaba por las deterioradas ventanas de los viejos conventillos, un harapiento sentado en una escalera vomitaba su borrachera, una mujer en la puerta de su casa a media luz lucía su ya venido a menos cuerpo casi desnudo y al final, maderas desordenadas hacían de puerta de algún lugar oculto. Comenzamos a retirarlas hasta dejar simplemente un agujero por donde podíamos pasar, lo hicimos pero las tachas de mi camisa se engancharon con algo desgarrando la manga casi en su totalidad, igual seguí. Era un lugar frío, húmedo, impregnado por un olor nauseabundo, muebles arrumbados por todas partes y a lo lejos se escuchaban gotas de agua que caían de alguna grita pausadamente.

Este es el lugar, me dijo, aquí vengo a terminar mi viaje. Nos sentamos y seguimos charlando mientras el cigarrillo y el gotear del agua eran nuestras únicas compañías. Mi cabeza comenzaba a darme vueltas y ella se había quedado dormida, ahora no sentía frío, sino calor y mis ojos se resistían a permanecer abiertos. Ratas comenzaban a subir por sus inmóviles piernas, metiendo sus finas patas en los agujeros de las medias negras caladas como escalando para llegar a su meta.

Colgaban de su pollera balanceándose como en un columpio, mi cuerpo flotaba en una nube de humo entumecido, mi boca seca, pastosa, sedienta, mientras mis ojos trataban de seguir mirando como las ratas desarmando lentamente la figura de esa mujer, pedazos de cabellos, trozos de carne choreado sangre trasladaban sus bocas hasta algún lugar perdido en la profunda oscuridad del desolado lugar. Sensaciones encontradas estaban en mí, por momentos sentía asco pero también disfrutaba del espectáculo.

De un rincón unos ojos me observaban, una mano acariciaba mi frente, todo sin cuerpo, vagando en el aire, el brazo me quemaba y un hormigueo lo recorría, pasé mi mano sobre él y observo como sangre y gusanos corren por entre mis dedos, una arcada salió de mi boca. Enfrente sólo quedaban los huesos y unos que otros pedazos de carne aferrados a ellos de algo que en algún momento fue una mujer.

Quedé en blanco por unos instantes, la imagen de un hombre sin rostro apareció, cuchillo en mano, clavándolo incesantemente en algo que no podía ver, la sangre saltaba por todos lados, no podía distinguir nada todo era borroso, lejano, sin sentido.

No recuerdo más nada. Se los juro.

Hasta que desperté tirado en esa esquina cubierto de sangre.

Luego caminé entre tropezones y caídas hasta llegar a mi casa. Todo estaba en silencio, tenía frío, entré, las luces estaban encendidas, me extrañó, fui al comedor, había sangre por todos lados, mi madre tirada en la alfombra apuñalada, mi padre a su lado, el puñal clavado en su espalda y huellas de zapatillas que escapan por el ventanal, no sabía que hacer y volví al lugar a donde la mujer me había llevado, no existía, una inmensa galería había allí, fui al bar y pregunté por ella, nadie decía conocerla.

Nada tenía sentido.

Y ahora ustedes me dicen que las huellas de las zapatillas son las mías.

EL VIAJE (Primera parte)



De haber sospechado que algo así me podía pasar jamás lo hubiera hecho.

Era sábado por la noche y no sabía qué hacer, mis amigos estaban en el club pero yo... no tenía ganas de ir, tirado sobre mi cama miraba el techo, escuchaba cómo en el comedor se desataba la tormenta de todos los días.

Era algo tan común que ya había aprendido a convivir con esas constantes peleas, con esos reiterados reproches, con esas palabras que me endurecían el alma, con sólo pensar que podían salir de la boca de mis padres.

Pegué un salto de la cama, me puse las zapatillas, me paré frente al espejo, até mi pelo con una banda de goma, tomé mi gorra, coloqué el atado de cigarrillos en el bolsillo de mi pierna izquierdo y agarré la campera que estaba tirada sobre una silla. Comencé a bajar los escalones que me separaban de la puerta de calle, al pasar por el comedor, dirigí mi cabeza hacia ellos, siguieron discutiendo sin prestarme atención, abrí la puerta y con un portazo escapé de ese infierno.

No se darían cuenta que yo no estaba.

Caminé hacia el sur sin saber a dónde iría a parar, mientras que en mi cabeza la imagen de mis viejos peleando seguía dándome vueltas, por un momento tuve deseos de que al llegar algún día los encontrara muertos.

Hoy, me arrepiento de semejante pensamiento.

La cabeza me dolía, sentía la garganta seca, entré en el primer boliche que encontré en el camino, abrí la puerta. El humo que lo invadía me cegó por unos minutos y un aroma dulce, embriagador entraba por mi nariz, caminé por entre las mesas ocupadas por jóvenes que me miraban con a un zapo de otro poso, sentía sus ojos clavados en mi espalda, ocupé una mesa al costado de la barra y encendí un cigarrillo, cuando apareció ella.

Vestía pollera roja corta, medias negras caladas, botas altas y su remera era de un color blanco transparente que dejaba ver su sostén negro de encaje, su pelo recogido con una cinta y en su boca roja dibujada una sonrisa. Se sentó a mi lado. No le dije nada, aceptando que lo hiciera y nos pusimos a charlar, luego de unas horas de contarnos entre tragos y tragos nuestras historias me animé a preguntarle, el porqué de tanto humo y qué era ese olor dulce que se respiraba.

Que estupido

Allí fue cuando me explicó. Que el humo y el aroma eran de los cigarrillos de marihuana que fumaban. Lo único que la hacía, por unas horas, olvidar todo lo que yo ya conocía y me confeso que si quería viajar más lejos lo mezclaba con algunas otras cosas, cómo ésta, me dijo, mostrándome una pastilla blanca, qué es, le pregunté, LSD, me contestó y la tomó con un trago de su bebida, me transporta a un mundo desconocido por mucho más tiempo, continuó diciéndome, tomó otro trago y seguimos con la charla.

En ese momento tenía ganas de decirle que me diera de esas cosas, que quería volar a lo desconocido, olvidar por unas horas al menos las horripilantes peleas de mis padres. Pero no lo hice, no me animé.

El tiempo pasaba, la charla era amena, pero ella se estaba poniendo rara, sentía como por debajo de la mesa su pié ya desnudo, sube y baja rosado mi pierna hasta llegar a mis muslos, su mirada ya no era la misma, sus ojos estaban vidriosos y pequeños, su risa era más constante, me gustaba, tomó otro cigarrillo y yo le saqué uno, sus ojos me miraron y me preguntó si estaba seguro, lo encendí, pon tu mano alrededor así el humo entra nuevamente por tu nariz, me explicó. Comenzaba a recorrerme por dentro, la vista se me nubló, sentía ganas de vomitar y estaba mareado, su risa retumbaba en mi cabeza, seguía mirándome, no te asustes, me dijo, ya se te va a pasar, sabía bien qué sensaciones estaba experimentando, pero con uno no vas a haces nada, continuó diciéndome, sin que yo le dijera, colocó la pastilla blanca en mi whisky y me lo dio para que lo bebiera, con esto si que vas a entrar en mi mundo.

lunes, 19 de abril de 2010

LOS RUIDOS DE SUS ENTRAÑAS







Ya era muy tarde, la noche había hecho su llegada

Los días se le hacen interminables

Hoy no había tenido suerte, la lluvia y el frío no le había permitido vender ni una sola rosa

Las luces de las marquesinas se encendían y nacía la noche


Llevaba en sus manos la nada y en sus ojos la mirada de la ausencia


Caminaba sola por las calles, le gustaba ver a la gente, las puertas de los teatros, los chicos jugando en las maquinitas, las inmensas jugueterías y esos restaurantes donde la gente se sentaba a cenar, con vestidos hermosos y trajes muy elegantes.

Se paró en la ventana de un bar, apoyo su frente en el vidrio y ve pasar los platos humeantes de comida delante de sus ojos. Traga saliva, agacha su cabecita y escucha los ruidos de sus entrañas. Aprieta los puños, se da vuelta y camina hasta su casa.

Entra derecho a su dormitorio, se acuesta en su camita y entre lágrimas susurra

Buenas noches, hasta mañana

viernes, 16 de abril de 2010

UN NUEVO LUCERO EN EL CIELO


Era la historia que María le contaba, abrazados, sentados en la ventana, viendo el firmamento
Todas las noches cuando el sol se duerme, sale el niño encendedor de estrellas a colgarlas en el cielo, cada una lleva el nombre de las personas que han viajado hasta allí y en la noche brillaba para que los que estamos aquí en la tierra, sepamos que ellos desde ahí, nos están cuidando
Va montado el la cola de un cometa, le guiña a la luna, juega con el viento, y cuando termina, espía al sol, que se duerme detrás de una montaña de turrón, para luego recostarse en una nube azul


Una noche, ya muy cansado, sintió la compañía del silencio.
Se recostó en su cuna, y aferrado al lucero que un día le regalara, la soledad, acuno su sueño
Fue en esa noche oscura y fría que se encontró con el niño encendedor de estrellas. Lo veía de lejos como las colgaba he iba iluminando el firmamento
Se acercó muy lento y con vos bajita le dijo al oído:
- Amigo, si te doy mi lucero, tú lo podrías colgar del cielo.
- ¿De dónde vienes?
- Desde muy lejos
- Dime? Para que lo quieres.
- Quiero que brille en el firmamento, así sabrá mamá donde me encuentro
El niño lo vio a los ojos, tomó su lucero y lo colgó juntito al suyo.
Fue esa noche cuando un ángel llego al cielo y nació un nuevo lucero



jueves, 15 de abril de 2010

TODA UNA VIDA


La casa estaba en penumbras, solo podía vislumbrar a lo lejos su pequeña figura y por el chillar de las maderas del piso supuse que Jorgelina se encontraba en la sala en su mecedora, como solía hacerlo todas las noches durante un largo rato, sola con sus recuerdos, mirando fijamente la foto que sostiene entre sus manos, de una familia que tenía, pero que la ha olvidado.
Recuerdo claramente la tarde de verano que llegó, su cuerpecito delgado, la cabellera blanca y su vestido azul, pero lo que mas recuerdo es, la mirada triste que tenían esos inmensos ojos negros.
Juan y Marta, así se llamaban sus hijos, los que habían decidido traerla a éste hogar, acusando que ya no podía vivir sola y que ellos no estaban en condiciones de poder cuidarla en sus casas. Recuerdo muy bien cuando se despidieron y le decían “quédate tranquila que aquí vas a estar muy bien en compañía de personas de tú edad, nosotros vendremos seguido a verte y te traeremos a los chicos para que estén con vos ” lo único que atinó a hacer fue darles un beso y se dirigió a la sala.
Mientras despedía a sus hijos, pude observar la figura de Jorgelina asomando por el ventanal, cuando regresé la vi sentada en la mecedora que allí había. Me retiré a seguir con mis tareas.
Esa noche, antes de retirarme, me llegué hasta su habitación y tuvimos una larga charla, les puedo decir que era una mujer con muchos sentimientos y hablaba muy bien, me dijo algo que me dejo pensando, éstas fueron sus palabras “Ellos creen que acá no voy a estar sola, pero se equivocan, me acaban de arrancar del único lugar que me conectaba con la realidad, con mis cosas, mis recuerdos acá, Yo ya no soy Yo”, mientras que por su arrugado rostro corrían lágrimas de tristeza, traté de reconfortarla con palabras que sabía no la harían sentir mejor, le di un beso y me retire mientras ella se acostaba.
Cada mañana mientras toma el desayuno, la observado, noté que era distinta, ella trata de brindarse, ayudar a los demás, pero sobre todo se sentaba a escuchar atentamente lo que cada uno le quería contar, con el paso del tiempo llegué a conocerla, creía entender lo que estaba necesitando.
Había pasado un mes, cuando recibió la primer visita de su hijo Juan, la que duró solo cinco minutos, porque según él, tenía una importante reunión de trabajo, lo acompaño hasta la puerta y lo despidió con un beso diciéndole “ No te preocupes hijo se que estás muy ocupado pero igual has venido y te doy las gracias”. Al pasar junto a mi se sonrió y me murmuro por lo bajo “ la veo muy bien, pronto vendré a verla nuevamente” me dio las gracias y se marchó por el jardín, mientras ella lo observaba por el ventanal, luego se sentó en su mecedora.
El sábado por la mañana, mientras realizaba mis tareas en el parque del hogar, llegó Pedrito, el hijo menor de la cocinera de solo cinco años, lo llamé y le comente que le iba a presentar a una señora llamada Jorgelina a la que le gustaba contar historias que a él le agradaría escuchar. Los dos nos dirigimos hacia donde se encontraba ella y se quedaron charlando, se hicieron muy buenos amigos, Pedrito venía mucho más seguido porque había encontrado en Jorgelina alguien con quien compartir muy lindos momentos. Muchas veces los dos recorren el parque tomados de la mano. El lugar de encuentro para las historias es la sala, donde ella se sienta en la mecedora y el recostado en sus frágiles piernas escucha atentamente.
Los meses pasaban y aunque ella no me decía nada, yo sabía que extrañaba a sus hijos y nietos, pues sólo Juan había venido a verla y desde aquel día no regresó nunca más, su compañía inseparable son, la foto y Pedrito que le alegra sus largos días.
Era jueves por la tarde, cuando recibimos la noticia de que Pedrito había tenido un accidente mientras cruzaba la calle para llegar al hogar, una moto lo había atropellado y estaba grave en el hospital. No encontraba el nodo de decírselo a Jorgelina pues sabía que no le haría bien, pero tenía que hacerlo, ella lo estaba esperando como todos los días, me asombró su respuesta, quería que la llevara al hospital, ella lo cuidaría ya que su madre tenía que trabajar y no podría hacerlo, consulté con mis superiores, me dieron la autorización y así fue, cuidó de él mientras estuvo en el hospital.
Qué cosa...no? ¡Cómo es la vida!, ella cuidaba de un niño que sólo le había dado amor durante muy poco tiempo y ella que había dado amor toda su vida estaba sola.
Pasaron los días pero Pedrito no está bien, la madre decide marcharse a su provincia con sus hijos porque allí tendría más ayuda y podría darle los cuidados que requería.
La despedida de ellos dos fue muy triste, él había encontrado a una persona que le había enseñado muchas cosas y ella se había aferrado mucho a ese pequeño, que solo le dio amor y no pidió nada a cambio.
Haciendo memoria, hoy se cumplen tres años que se marchó, desde entonces Jorgelina siempre está sola y por las noches se sienta en su mecedora como esperando ¿quién sabe qué o a quién? con la foto y las cartas de Pedrito entre sus manos, que con solo sus ocho años le manda dos carta por mes desde Jujuy su provincia natal, contándole como está y diciéndole que la quería y extrañaba mucho.
Sus hijos vienen muy de vez en cuando a verla, de los nietos ni hablar, pero en su alma sigue sintiendo amor por ellos, se refleja en sus ojos cuando mira la foto.
Bueno mejor voy a acostarla es muy tarde, me encamino a la sala y prendo la luz, si, era ella, allí está con la foto y sus cartas, un frío me corre por el cuerpo, la mecedora ya no se hamaca, en su rostro hay paz, se quedó dormida para nunca más despertar.
Se llevó con ella el recuerdo de una familia que tuvo y el amor desinteresado de un niño.

RECUERDA SIEMPRE QUE ELLOS TE HAN DADO LA VIDA, HOY NOS TOCA ACOMPAÑARLOS A NOSOTROS

LA PUERTA PROHIBIDA


Susi siempre me dice que soy muy chiquita para poder jugar con sus pinturas, pero yo le digo que no, que ya soy grande, que estoy en primer grado y ella se ríe. Me gusta verla reír, los ojitos se le achican tanto que casi no se los veo y me muestra todos los dientes, lo que no me gusta, es verla llorar, cada vez que llora yo lloro con ella. Hago todo lo que me dice, no me deja cruzar sola la calle, ni hablar con gente que no conozca, dice que es muy peligroso.

Todas las mañanas se levanta temprano, me prepara el desayuno y me ayuda a vestir para ir al colegio, después le ayuda a la tía a hacer las cosas de la casa, hasta que yo llego. Le gustan mucho la manualidades, trabaja con palitos, botones, fósforos y recortes de telas, que saca de algunas ropas viejas, hace cosas muy lindas, después sale a venderlas para ayudar en casa, me dice que yo tengo que estudiar para ser alguien, ella tuvo que dejar para ayudar a papá y no quiere que yo tenga que hacer lo mismo.

Hay días, que por la tarde, cuando no tiene nada que hacer, salimos a jugar con mis juguetes, ella hace de mí mamá, le gusta, dice que la hace recordarla, porque se fue al cielo y de allá nos cuida para que no nos pase nada, eso me dice Susi, cuando me pongo a llorar a la noche llamándola, la extraño mucho. Tía Marta vive con nosotros desde ese día, se pelea mucho con papá, él dice que es una vieja loca, pero yo la quiero mucho, es muy buena conmigo, me hace la comida que a mí me gusta y me cuida, ella no se casó y dice que yo soy su pequeña muñeca.

Cuando vengo del colegio, Susi me está esperando con la leche, luego me hace hacer la tarea y después la corrige, eso hacía mamá con ella.

Terminamos y nos vamos a ver los dibujitos, los miramos juntas, aunque sea grande me acompaña.

A veces cuando estamos solas, papá le grita, siempre le está diciendo cosas que no entiendo, pero no le pregunto a nadie, me dá mucho miedo cuando está así y me escondo en mí pieza, a Susi la lleva a ese lugar que yo no puedo ir y cierra la puerta. A la tia le cambia la cara.

El otro día salió de esa habitación tan mal que se fue a acostar, yo fui a ver que le pasaba, pero se enojó mucho conmigo y me grito, nunca lo había hecho, lloraba mucho, a mí me pone triste verla así, me fui a la cocina con la tía a ayudarle a preparar la cena, pero no me puedo olvidar de la cara de Susi.

Me divierte ensuciarme las manos con la harina cuando hacemos pizza, nos reímos mucho con la tía, le encanta mancharme la cara. Al ratito, lo veo a papá venir a preguntar cuánto falta para la comida, agarro una cerveza y se fue a la calle a tomarla con unos amigos, ya sé como va a entrar y eso me da miedo.

Las pizzas estaban listas y fui a llamar a papá y a Susi, nos sentamos y papá empezó a gritarle a Susi, no sé porqué, pero suele hacerlo cuando toma mucho, ella no había hecho nada, se levantó de la mesa llorando y se fue a su habitación, papá seguía tomando aún cuando habíamos terminado de cenar, le di un beso a la tía, le dije chau a él y me fui a dormir, a escondidas le llevé un pedazo de pizza a Susi a su pieza, me dijo gracias, me dio un beso fuerte, fuerte y con una chirlo en la cola me dijo, enana, te quiero mucho, pero andá a dormir porque es tarde.

Por la noche suelo ir al baño, no aguanto sin ir y no quiero mojar la cama, hay veces que me pasa, pero Susi no le dice a nadie, así no me retan, ví un hombre salir de la habitación, esa que no quieren que vaya, también a papá, se reían mucho, no sé porqué, me escondí en el baño y cuando se fueron corrí a la cama, a la mañana no dije nada, porque papá me iba a pegar por estár espiando.

Hoy papá me llevó al colegio, Susi no se levantó a prepararme el desayuno y ayudarme a vestir, la puerta de su pieza está cerrada, tía Marta me dió el almuerzo para llevar y nos acompañó hasta la puerta, me dió un beso y la palmada de siempre en la cola.

El día no se me termina más, estoy preocupada por mí hermanita, quiero llegar para darle el abrazo que no le dí, el colectivo del colegio me dejó en la puerta de casa, corrí llamándola pero no salió. Tía está sentada en la mesa de la cocina pelando papas, que seguramente utilizará para la cena, le pregunté por Susan y me dijo que dormía porque no se sentía bien, sobre la mesa había botellas de cervezas vacías y vasos sucios, me fui a su pieza, allí está, leyendo un libro, a ella si le conté lo que había visto a la noche, lo único que me dijo fue, no te asustes, yo te cuidaré enana, te quiero mucho sabés y me dio el beso, ese que me había faltado todo el día, siguió leyendo el libro, pero en voz alta para que yo pudiera oír el cuento, tía nos llamó a cenar, el tiempo había pasado rápido, con Susi a mí lado.

Cenamos y papá se quedó mirando la televisión, Susi se fue a seguir leyendo y yo, a la pieza a jugar un ratito antes de dormir, dormimos en piezas separadas, pero Susi me deja la puerta abierta por la noche para poder escuchar si me pasa algo.

Tenía mucha sed y me levanté a tomar agua, mientras iba hacia la cocina, sentí risas en la habitación prohibida, pero pasé sin detenerme, tenía frío, cuando volvía me tuve que meter en el baño, salían los amigos de mí papá riéndose y con cervezas en la mano, se fueron y papá con ellos, salí para ir a mí cama, la puerta de la pieza de la tía está cerrada, me da risa escuchar como ronca, al pasar por la habitación prohibida escucho a alguien llorar, la puerta está entreabierta y espío, no tendría que haber espiado....

ESTE CUENTO NACIÓ LUEGO DE LEER UNA NOTA, NO SOLO SON NIÑAS, POR DESGRACIA TAMBIEN SON LOS NIÑOS
Y NO SE QUE SE HACE PARA PARAR ESTO, SI LOS PADRES SIGUEN LIBRES Y VUELVEN A REPETIRLO